martes, 8 de marzo de 2011

tu mi deporte extremo

Estoy frente al precipicio, a un paso del vacio. El aire golpea todo mi cuerpo como si tratara de evitar que me callera, el mirar abajo hace que mis manos y mis pies hormigueen, mi estomago se estremece ante la profundidad, mis ojos no logran ver el fin de aquel monstruo ante el que me siento insignificante.
Ese vértigo es el que provocaba que la adrenalina corriera por todo mi cuerpo y aun no encuentro la diferencia entre pararme frente a un precipicio o intentar besar tus labios y poseerte por completo.

viernes, 4 de marzo de 2011

Polvo al aire

Me miraste de forma extraña, no recuerdo haber visto esa mirada en otra ocasión, sentí que me penetraba hasta el alma explorando cada parte de ella. Recargaste tu cabeza en la almohada sin dejar de mirarme, tu cabello y la luz tenue que traspasaba la ventana hacia que tu rostro tomara un aire angelical muy contradictorio tus pensamientos que alimentaban esa mirada. Tus labios se oprimieron para sostener las palabras que sabias que serian decisivas en lo nuestro, quise callarlas con un beso pero tus manos detuvieron mi andar a tu cuerpo, quise que ese momento se detuviera tiempo, pero tu tan decidida como siempre, tomas una decisión y te amarras a ella como si en ello se te fuera la vida y en este caso a costa de la mía.
Así, acostada en la cama, desnuda, mirándome, decidida a terminar lo que según tu jamás paso.
Así te recuerdo, porque prefiero soñarte despierto, porque no quiero volver a cerrar los ojos y verte de nuevo cerca de mí, buscando mis labios y tocando mi piel, haciéndome temblar entre tus brazos, como jamás lo has hecho. Ahora todo es difuso, porque la imagen de tu recuerdo se desvanece con el tiempo, y no se si así lo prefiero, como en el último encuentro, pediré al cielo no perderte, porque en tu adiós tu presencia se hizo polvo, y ahora se lo lleva el aire.

viernes, 11 de febrero de 2011

¿Que sera de aquellos sueños que adornaban tu recuerdo?

Aun me pregunto que será de ti y que hiciste de los instantes que te hicieron pensar en algún momento que tú y yo seriamos algo “ideal”.
Quizá esos instantes se quedaron arrumbados en el sótano de tus recuerdos donde también botaste las veces que te caíste y te desilusionaste tanto que olvidaste que podías volar. Y no puedo culparte, yo también intento guardar tus recuerdos en el lugar más recóndito en donde guarde las llaves que jamás encontré, pues las ilusiones muertas duelen más que la bofetada que jamás me diste, porque no sentías tener siquiera ese derecho. Y aun me pregunto que serán de aquellos sueños que adornaban tu recuerdo, los sueños de verte feliz, los sueños que algún día me vieras con la admiración y el respeto que en algún momento fueron el pilar de nuestros anhelos de estar juntos.